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TRAS EL DERRUMBE COMUNISTA, EUROPA DEL ESTE SE ENFRENTA AHORA AL DESPOLOME CAPITALISTA

Agobiado tras perder por la crisis más de la mitad de sus 20 mil millones de su fortuna, el ruso Román Abramovich dudaba estas pasadas Navidades si vender el club de futbol inglés Chelsea, en donde ha invertido 210 millones de dólares, o su yate Pelorus, con helipuerto incluido, por el que pagó 200 millones de dólares.Enterado de la noticia, un habitante de Letonia, una de las tres pequeñas repúblicas bálticas que celebraron como ninguna otra la caída de la Unión Soviética, publicó en internet una carta abierta a Abramovich en la que le proponía comprar el país. El autor explicaba que Letonia “está en quiebra” y que prefería trabajar para un “enemigo” ruso antes que ver cómo se reparten los actuales gobernantes y funcionarios los 7,500 millones de dólares de ayuda de emergencia que han recibido del FMI y de la Unión Europea (UE).“Le pido –escribe dicho ciudadano letón— que estudie la posibilidad de comprar Letonia, cuyas ventajas son unos habitantes muy trabajadores y mucho sitio para fondear su yate”. Desconozco si el magnate ruso llegó a considerar tan inaudita propuesta o si ya ni siquiera tiene yate, pero la carta refleja el drama de una crisis que se originó en puntos tan lejanos como un banco cualquiera en Wichita (Kansas) o San Francisco, pero que está golpeando en Europa del Este con mucha más severidad que en cualquier otro lugar del mundo.Efecto mariposa. Ese “aleteo de mariposa” en forma de créditos hipotecarios concedidos por bancos en EU a cualquier cliente con escasa solvencia que pasara por la ventanilla, se está transformando, efectivamente, en viento huracanado en Europa del Este.Desde que los bancos de inversión europeos comprobaron que esos bonos hipotecarios que compraron a EU eran tóxicos, que eran basura, el pánico a la quiebra en cadena del otrora sólido sistema financiero en Europa occidental ha cortado el flujo de capitales a los países emergentes que están fuera de la zona euro. Como efecto perverso, monedas como la corona checa se ha devaluado con respecto al euro desde el verano un 21%, el forint húngaro un 30% y el zloty polaco un 48%. Ciudadanos y empresas del Este ya no pueden, por tanto, devolver los préstamos que pidieron en euros para sufragar la fiesta consumista desde que entraron hace cinco años a la Unión Europea.Volviendo de nuevo a los letones, turbas mucho más enfurecidas que el que escribió la carta al millonario ruso protagonizaron la semana pasada saqueos tan serios que acabaron con la caída del gobierno de centroderecha, al que culpan de haber llevado al país a la bancarrota, con una caída del PIB de 10% en el último trimestre de 2008 y una estimación (no pesimista) de que este año caerá un 12%. Al diario Clarín de Buenos Aires no le quedó más remedio que rebautizar a Letonia como “la Argentina del Báltico”, en recuerdo del default y caída del gobierno de Fernando de la Rua en 2001.El fantasma proteccionista. Además, los síntomas evidentes de que está en marcha una grave recesión están avivando el fantasma del proteccionismo. El primer ministro checo, Mirek Topolanek arremetió la semana pasada contra el presidente francés Nicolas Sarkozy, tras insinuar éste que empresas como Renault deberían proteger primero a los trabajadores de sus plantas francesas que de las instaladas, por ejemplo, en la República Checa.“No queremos otra Cortina de Hierro”. Hungría, después de Letonia el país más afectado por la crisis en Europa, pidió en nombre de sus compañeros del Este a sus socios ricos del Oeste, un paquete de hasta 240 mil millones de dólares, doce mil millones más de lo que finalmente solicitaron en la cumbre extraordinarias de los líderes de los 27 países miembros en Bruselas, y que, a pesar de la rebaja, el bloque liderado por Alemania se negó a conceder.En su alegato, el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány, declaró: “No queremos más divisiones; no queremos otra Europa partida por una Cortina de Hierro”.Hungría, al igual que Ucrania y Rumania, ya han tenido que recurrir al Fondo Monetario internacional (FMI) para salvar a sus economías del colapso.La exposición letal de Austria. La negativa a un paquete de rescate para salvar a Europa del Este podría costar muy caro a los países más expuestos, especialmente a Austria, cuyos bancos apostaron por invertir en esa región, en plena euforia consumista desde que ingresaron a la UE, unos 230 mil millones de euros (291 mil millones de dólares), equivalente a un 68% del PIB del país alpino.La exposición de los bancos austriacos en Rumania es especialmente letal, ya que invirtieron en los últimos años más de 40 mil millones de dólares para controlar la casi la totalidad del sistema financiero de esa nación, que atraviesa una grave crisis crediticia. Para muestra, un botón: los bancos rumanos concedieron en los dos últimos años un 54% de sus créditos hipotecarios en euros, cuando el leu, la moneda nacional se cotizaba a 3.6 unidades por euro. Pero, como en casi toda Europa del Este, la moneda se ha depreciado un 20% desde septiembre, haciendo casi imposible a los clientes bancarios seguir pagando, poniendo a las entidades al borde de la bancarrota y contaminando así gravemente a las matrices, ubicadas en Austria. Y así, veinte años después de la caída del Muro de Berlín y del comunismo en Europa, que dejó sus economías arruinadas, sus habitantes asisten ahora al derrumbe del capitalismo salvaje que se instaló. Y lo peor es que no saben quiénes le podrán ayudar ahora, porque nadie parece a salvo.
La UE se niega a soltar 228 mmdd para rescatar a socios en grave crisis
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE expresaron ayer su oposición a dar un trato especial a los países miembros de Europa del Este —que solicitaban 180 mil millones de euros (228 mil millones de dólares)— a fin de evitar una división en bloques en el seno de la Unión entre viejos y nuevos socios.La abanderada del rechazo a un plan de rescate para las economías del conjunto de la región central y oriental fue la canciller alemana, Angela Merkel, quien dejó claro que las medidas deben ser caso por caso y en función de dónde surjan las necesidades.Merkel recordó que “la situación es bastante diferente de país a país”, y puso el ejemplo de que algunos como Bulgaria y Eslovaquia disfrutan aún de cifras económicas positivas, por lo que “debemos tener mucho cuidado en no crear problemas que no existen”.Actualmente, Hungría y Letonia reciben ya ayuda de la UE, dentro de paquetes financieros puestos en marcha en colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para contribuir a equilibrar su balanza de pagos. (Agencias)

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